Otra forma de aprender es posible


administradora - Posted on 14 June 2008

Los profesores del grupo La Illeta de Alicante utilizan en sus clases un método innovador en el que el alumno es la prioridad, y no los contenidos.

 Reunión del grupo de didáctica La IlletaReunión del grupo de didáctica La Illeta

 E. M. LAHOZ para el periódico La Verdad de Alicante (15.06.08)

Los profesores del grupo La Illeta de Alicante utilizan en sus clases un método innovador en el que el alumno es la prioridad, y no los contenidos.

 Reunión del grupo de didáctica La IlletaReunión del grupo de didáctica La Illeta

 E. M. LAHOZ para el periódico La Verdad de Alicante (15.06.08)

 

Las clases de Biología del profesor Fernando Ballenilla, en el IES San Blas, no son como las demás. No hay alumnos sentados en filas perfectamente delineadas, él no ocupa el estrado situado a una altura superior, ni la mesa dispuesta para él junto a la gran pizarra. No se escucha una sola voz, la suya, recitando temas, sino un perenne murmullo de chavales que, en grupos, intentan hallar la solución al problema que Ballenilla les ha planteado.

«Si en estos años hay déficit de extracción de petróleo y ha aumentado el consumo, ¿de dónde se obtiene el producto necesario para el abastecimiento?», pregunta Ballenilla. Para averiguarlo, los chiquillos disponen de un gráfico, de libros de apoyo y de su propia capacidad de investigación.

Si se esfuerzan de verdad por llegar a la solución, si trabajan, el profesor pondrá un sello rojo en sus hojas de trabajo, en el que puede leerse Gracias y que, a efectos de evaluación significa un punto positivo.

Fernando Ballenilla no es un profesor común, aunque no es tampoco, ni mucho menos, el único de la provincia que considera que el sistema tradicional de enseñanza hace aguas y ha decidido basar sus clases en el método didáctico investigativo.

Este método, que comparten las decenas de docentes que conforman la Red de Investigación y Renovación Escolar (Ires) se fundamenta en un análisis crítico de la realidad social de la escuela y plantea concepciones y prácticas diferentes a la cultura escolar tradicional, cultura que «sigue perdurando y reproduciéndose, en sus rasgos básicos, a pesar de los cambios formales de las leyes y del paisaje educativo más directamente visible», indican los principios de la Red Ires.

Pretende introducir en el sistema escolar mayores grados de diversidad, libertad y autonomía que favorezcan la construcción de una cultura escolar alternativa a la tradicional.

Motivación y práctica

Parece algo utópico y alternativo, pero lo cierto es que día a día multitud de profesores de Primaria, Secundaria y Universidad están demostrando que esta forma de trabajar motiva más a los chavales, al otorgarles un protagonismo por encima de los contenidos, y consigue resultados académicos iguales o mejores que los métodos tradicionales.

Los miembros de la provincia de Alicante de la Red Ires, constituyeron hace 20 años el grupo La Illeta, que se reúne periódicamente para compartir sus experiencias, sentirse apoyados y preparar materiales didácticos.

«Nuestro método se basa en el aprendizaje a partir de la experiencia, no de la memorización. Los chavales trabajan sobre un problema que tenga interés para ellos. Investigan a través de la práctica», indica Ballenilla.

Entienden el aula como un sistema en el que pasan muchas cosas. «Nosotros elaboramos un mapa conceptual de lo que queremos tratar en clase, planteamos actividades, pero luego las adaptamos en función de lo que percibimos en el aula, nuestro referente siempre son los chicos», explica Pepa Gisbert, profesora del IES Altaia y miembro del grupo La Illeta.

No les gusta hablar de calificar, sino de evaluar, porque «nos importa fundamentalmente lo que el chaval hace día a día, no el resultado: si trabaja, si interviene, si respeta a los demás cuando hablan, el examen es sólo una herramienta más y la nota algo inevitable», refiere Rosa Martín, profesora del IES Cabo.

Optar por esta forma de enseñar es asumir una mayor carga de trabajo, pero compensa, indican: «Nos gusta más, porque seguir un libro es aburridísimo», dice Pura Sempere, profesora del IES Mutxamel.

Del mismo modo opinan sus alumnos, que encuentran las clases de Ballenilla «interesantes y divertidas», a pesar de que les obligan «a trabajar más».

«Me gusta más la forma de dar clase del profesor Ballenilla, porque trabajamos en grupo y compartimos ideas, además creo que aprendemos más con casos prácticos que aprendiendo de memoria el libro», explica Jorge González, un alumno de tercero de la ESO del IES San Blas.

Su autoestima «sale reforzada porque valoramos su esfuerzo», indica el grupo La Illeta.

Entre los compañeros de profesión encuentran apoyos e incomprensiones a partes iguales: «Por lo general, aunque algunos se extrañen al oír ruido en nuestras clases o piensen que somos raros, los profesores no suelen meterse en lo que hace un colega en su aula», expone Pura Sempere.

Además, los resultados les avalan y eso es lo importante: «Mientras no haya conflictos y los chicos vayan bien, no hay problemas con la dirección de los centros», indica Ballenilla.

¿Por qué, entonces, no hay más profesores que sigan una metodología que da resultado y gusta a los chavales? «No es fácil salirte del sistema establecido, de una forma de dar clase que, cuando te formas, te parece que es la única», expone Ballenilla. «Cambiar el chip es fruto de una evolución personal, después de un tiempo de reflexión sobre lo que haces», añade.

 

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