"El esfuerzo"
Texto de Rafael Porlán, coordinador de la campaña de difusión del Manifiesto Pedagógico No es Verdad, publicado en la revista Cuadernos de pedagogia nº 399.
Hace poco decía en una entrevista que aprender mecánicamente la tabla de multiplicar tenía poco sentido existiendo las calculadoras. La entrevista fue colgada en la web “Menéame” y provocó más de 500 comentarios. Un número significativo de ellos justificaban el aprendizaje tradicional de las tablas en la necesidad de cultivar el esfuerzo.
No es una cuestión aislada. Con bastante frecuencia, para justificar contenidos y métodos de enseñanza inadecuados, se afirma que es necesario desarrollar en el alumnado “la cultura del esfuerzo”. Pero, ¿de qué esfuerzo estamos hablando?
He imaginado a adultos como tú y yo, lector, memorizando –con tremendo esfuerzo, claro– 100 números de teléfonos sin saber a quién corresponden ni para qué los necesitamos. Me he esforzado un poco más y los he imaginado memorizando 100 símbolos chinos, sin saber qué significan y para qué los necesito.
¡Qué barbaridad! Algo parecido hacen los estudiantes cuando recitan de corrido las 100 operaciones de las tablas, sin aplicarlas a situaciones reales.
Sin embargo, he observado a niños y niñas mirando, manipulando y discutiendo en torno a un hormiguero durante mucho tiempo. Agachados, incómodos, esforzados. He visto a una pandilla construir durante horas una caseta para un perro abandonado. Persistentes, constantes, sin desánimo. He contemplado la elaboración espontánea de un periódico en varias tardes por un grupo de chavales, y todo ello sin que la escuela haya intervenido. He participado en clases de colegas enganchadas a un proyecto colectivo: investigando, debatiendo, produciendo… He vivido en mis clases el momento en que suena el timbre de las 21 h y he compartido el disgusto de mis estudiantes al tener que abandonar la tarea que nos tenía esforzadamente concentrados.
¿De qué esfuerzo estamos hablando?, ¿del esfuerzo de hacer una tarea impuesta que no tiene sentido y que provoca el sometimiento del que la hace?, ¿o del esfuerzo asociado a cubrir necesidades, desarrollar intereses, abordar curiosidades y resolver problemas?
¿Qué sentido pedagógico tiene el esfuerzo sin sentido?
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